No, no llames a los bomberos.
Ese incendio no es real. Si hubieras estado cerca de ese edificio (aparentemente) en llamas te habría resultado extraño no sentir el incremento de temperatura, el crepitar del fuego, el olorcillo a lumbre… Como cuando alguien señala la luna con el dedo y el menos avispado se queda embobado con el dedo, en este caso el foco de atención era ese “incendio” pero la respuesta la teníamos justo enfrente, al otro lado de la calle, de manos de una artista.